*Crónica* Aún recuerdo aquel momento en el que abrí la puerta de clase y vi a los compañeros que aguardaban mi espera, lo recuerdo todo como si fuera ayer. Cristina me propuso sentarme al lado de alguien, y yo, acepté la propuesta. Lo primero que me enseñaron fue hablar Euskera. Y después, conocí a otros profesores que actualmente ya no están a disposición nuestra. Pasaron los días, y hice muchos amigos. Me ayudaban, me explicaban el funcionamiento de algo, me mostraban el colegio por dentro y por fuera... Yo juré que, todo lo que han hecho por mi, lo devolvería algún día. Llegué a tercero de infantil, sabiendo que me iba a marchar por razones personales. Todo el día pensando en si los volvería a ver. Finalizamos la etapa; nuestra graduación, una de las tres puertas que hace falta abrir para llegar a la cima de la gran montaña. Salimos, me despedí, y me fui. La vida nos reservó un reencuentro, que ocurrió en quinto de primaria. Me volví muy tímida, olvidando cómo volver