La elección de los nombres. D on Alonso estaba convencido de que debería, o necesitaba tener un caballo fuerte, alegre y joven, para que en sus aventuras acompaña y ayudara. Él esperaba que su futuro caballo no fuese muy sediento, ya que sus aventuras serían largas, estresantes y solitarias, y el caballero no podría parar cada poco para entregarle agua. En su corto viaje hacia el establo donde residía su próximo caballo, pensó mucho, tenía muchas ganas de conseguir un compañero de batallas. Al llegar al grande y llamativo establo, miró a todos y cada uno de esos caballos, y encontró uno, uno que le hizo sentir bien, era feo, viejo y desgarbado, pero en la mente de Don Alonso, era algo completamente diferente. Él se imaginaba un caballo grande, fuerte y maravilloso, aunque fuera todo imaginado, Don Alonso, no perdió la esperanza. Cuando le preguntaron si estaba seguro sobre su decisión, el afirmó más que seguro sobre su opción. Salió de aquel gran estab